El delirio del placer en el proceso adictivo

El delirio del placer en el proceso adictivo

Cuando hablamos de drogas nos referimos a toda sustancia química que por sus compuestos cambia el funcionamiento de la mente y el cuerpo en un ser humano; al haber variación al respecto, modifican entonces la realidad. Todas afluyen en el sistema nervioso central provocando distintos efectos que acarrea la clasificación de las drogas: estimulantes (aceleran), depresores (sensación de sopor pasivo) y perturbadores (psicodélicos, alteran la percepción), esta clasificación puede ser concurrente en una sustancia específica, es decir, dependiendo de la sustancia puede generar efectos diferentes en un organismo u otro; se infiere entonces que al introducir la sustancia el ser no es igual ni en su pensamiento , emoción o sentimiento y conducta. Así hablo Zaratustra: un libro para todos y para nadie, es un texto cuya autoría es de Friedrich Nietzsche, filósofo alemán que de forma poética en una de sus partes nos describe “vosotros eternos, amadlo eternamente y para siempre: y también al dolor decidle: ¡pasa, pero vuelve! Pues todo placer quiere – ¡eternidad!” “Todo placer quiere la eternidad de todas las cosas, quiere miel, quiere heces, quiere medianoche ebria, quiere sepulcros, quiere consuelo de lágrimas sobre los sepulcros, quiere dorada luz de atardecer” se hace tal referencia ya que biológicamente es innata la necesidad de sentir placer, satisfacción o goce y a dicho placer se le busca una recompensa. Pensemos en nuestras experiencias, en la sensación de probar un exquisito chocolate, una malteada de una cereza seleccionada o un orgasmo, hace inmediatamente que haya recompensa que es el placer por eso hay que comerlo o beberlo, pues bien, todos los seres humanos nacemos con un circuito en nuestro cerebro llamado placer- recompensa algo que está siempre presente y forma una área poderosa motivacional del ser humano en la búsqueda de experiencias placenteras ( pasarla bien , estar contento) = recompensa ( placer), se tiene sed, se bebe, se tiene hambre, se come.

El cerebro es una farmacia connatural ya que constantemente suministra sustancias químicas para realizar funciones como: detener el dolor, sentirlo, dar energía, calmarnos, es cuando liberamos neuronas que contienen dopamina (sensación de sentirse bien) o endorfinas ( relajación , anestesia ) por ejemplo : al realizarse un tatuaje al principio duele, pero en el momento que se produjo el corte al profundizar la aguja el cerebro libera endorfinas para anestesiar el dolor y al mismo tiempo se siente placer en la liberación de la emoción, por esto hay personas que se siguen tatuando.

Cuando el ser humano decide consumir drogas, estimula y se insertan en el circuito ocasionando un desorden neurológico ya que hace producir al cerebro dosis anormales de sustancias para sentir placer, relajación, anestesia; es entonces cuando se pierde naturalmente la habilidad de recompensar y es cuando se necesita dosis más altas de drogas ya que no se actúa igual frente a los estímulos cotidianos como anterior al consumo se hacía.

El circuito placer-recompensa lee la droga, la captura, se acostumbra y la incorpora creando una adaptación a ella que modifica el circuito creando entonces la enfermedad de la adicción “viviendo para consumir y consumir para vivir”. Cuidarnos de las drogas es un propósito biológico del hombre más cuando de lo natural se pasa a algo artificioso que por su característica se lucha en mantener creando un colapso en nuestra vida, salud, familia y entorno social ,determinando nuestra conducta de instintos básicos hacia lo que nunca quisimos hacer.

 

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