Adios a la Culpa Hablando con tu Niño Interior

Adiós a la Culpa Hablando con tu Niño Interior

La culpa siempre trae castigo sobre quienes la llevan como una carga inseparable en sus vidas.

La culpa no solo trae castigo sino que paraliza e incapacita a las personas la consecución de sus sueños, metas y objetivos.

La culpa engendra castigo y te roba la paz interior

Adiós a la culpa

La culpa siempre trae castigo sobre quienes la llevan como una carga inseparable en sus vidas, adiós a la culpa fueron las palabras con las que Guillermo, uno de mis pacientes, concluyó su proceso terapéutico.

La culpa no solo trae castigo sino que paraliza e incapacita a las personas la consecución de sus sueños, metas y objetivos.

Guillermo un hombre de 45 baños que fue remitido a psicoterapia por un servicio de urgencias médicas al que llegó en la madrugada de un lunes con una terrible crisis nerviosa que lo llevó a perder el equilibrio emocional.

Guillermo estaba muy frustrado con su vida sentimental pues siempre llegaban a su lado mujeres de la calle, prostitutas o viciosas. Su familia y amigos más cercanos le llamaban rehabilitador de viciosas y gamines. Además, era el hijo mayor de una familia numerosa, respondía económicamente por sus padres muy viejecitos más dos hermanos vagos, buenos para nada, con sus esposas e hijos que no trabajaban ni producían dinero. Guillermo asumió esa responsabilidad y constantemente se sentía responsable por la vida de sus padres, hermanos, cuñadas y sobrinos, además, de las personas en situación de discapacidad, prostitución e indigencia.

Guillermo en sus 45 años nunca había tenido una relación estable que durara más de un año, las mujeres que llegaban a su vida lo usaban como un “terapeuta” reeducador y rehabilitador. Una vez ellas estaban en mejores condiciones, se alejaban de su lado en forma silenciosa y sin dejar rastro alguno donde ubicarlas. Estas situaciones, más las de su familia, hacían de Guillermo un hombre infeliz y poco motivado por la vida.

En la terapia buscando su niño interior herido para sanarlo, usando la Terapia Regresiva Reconstructiva poderosa herramienta psicoterapéutica, se fue a una posible vida pasada donde él era un niño de 8 años y allí presenció el asesinato de su mejor amigo, de la misma edad de él, quien era quemado vivo en la plaza del pueblo acusado de hereje y mensajero del demonio, solo por ser diferente y no estar de acuerdo con las enseñanzas de la iglesia. Además, es acusado de robo por parte de sus padres quienes lo sorprendieron robando un trozo de pan para calmar el hambre.

Guillermo se siente culpable porque allí, en el año 1718, se enteró de la ejecución de su amiguito y no hizo nada por liberarlo de la muerte, porque lo supo antes a su purificación en el fuego, como lo llamaban los sacerdotes católicos de ese tiempo y el pueblo donde se encontraba.

Al saberlo y no poder prevenir a su amiguito para que huyera a las montañas y que así escapara del juicio y de la muerte, se siente inmensamente culpable, con carga emocional y energética que traería consigo en las siguientes vidas hasta el momento presente.

Adiós a la culpa soltando el pasado.

Adiós a la culpa soltando el pasado mediante el perdón, la toma de consciencia y el dejar fluir el amor.
Cuando Guillermo se encuentra con su amigo Juan todo el dolor, culpa y necesidad de redimirse sacrificándose por los otros desaparece, pues en dicha experiencia su amigo Juan con una apariencia angelical le dice que todo está bien que en aquella vida así tenía que morir, ya que él mismo lo había elegido con antelación antes de venir a este mundo; lo perdona y libera de toda culpa y responsabilidad por su muerte.

Guillermo en su vida actual de manera inconsciente se estaba lavando y redimiendo por la muerte de su amigo en esa posible vida pasada, esa misma energía o pauta de pensamiento culpable, atraía a su vida personas que requerían ser rescatadas y liberadas de alguna clase de muerte social, emocional, personal y espiritual.

En el puente de luz que une esta vida con el más allá, Guillermo y Juan se dieron el último abrazo después de aclarar las cosas y experimentar el perdón divino de aquel ser angelical.

Fue en la quinta sesión terapéutica que Guillermo tuvo esta experiencia y al terminar exclamó: “Adiós a la culpa. A partir de ahora soy libre”. Ahora, un año después, se puede corroborar por los importantes cambios en su vida: cambió de país, se casó con una maravillosa mujer profesional, sana, tierna y, sobre todo, sana a nivel emocional, una persona a quien no necesitó rehabilitar. Aseguró la estadía de sus padres en un club para personas de la tercera edad y renunció a seguir sosteniendo a sus hermanos vagos con sus familias a quienes había cargado a nivel económico por más de 10 años. Guillermo vive actualmente en Barcelona, España, se casó con una maravillosa Mujer Catalana con quien tienen un hermoso bebé quien ilumina sus vidas como el hermoso sol de mediodía.

Sana a tu niño interior y, como Guillermo, di adiós a la culpa.

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Fuente Pastor García

 

 

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